domingo, 8 de enero de 2017

JUBILADOS A LA MALTHUSIANA


El 23 de julio de 2003, en su primer encuentro, que él mismo apuró, George Bush le obsequió al nuevo presidente argentino Néstor Kirchner, que no hacía un mes asumiera su cargo, un libro sobre Economía Política.


Las corporaciones han decidido quitar beneficios en la provisión de medicamentos a los jubilados. Se anuncia la medida con una fachada correctiva que dice que no se puede seguir con el abuso de que quienes veranean en Punta del Este, viven en un country, o tienen un avión, se beneficien con medicamentos gratis. Argumento que muchos pueden compartir y apoyar la medida.

Pero la realidad es que la letra chica dice que todo aquel jubilado que perciba más de 1,5 jubilaciones mínimas, esto es $ 8.500 o tenga un auto de hasta 10 años de antigüedad, ejemplo un Duna 2007, no tendrá medicamentos gratis. Son cientos de miles, estos, frente a los pocos con yate, avión, country y Punta que se usan como ariete. El objetivo: ahorrar 1.600 millones al año. (La baja de retenciones implica una pérdida de 120 mil millones).

Claro, hay una chance para los más pobres. Si el gasto en medicamentos supera el 5% de su jubilación, puede, y debe, tramitar una excepción. Un trámite administrativo, nota y espera de respuesta. Parece simple. Pero con los tiempos de quienes no tienen la necesidad serán como siempre eternas las esperas y la mayoría de las respuestas llegarán a los nichos.

¿Qué tiene que ver esto con el obsequio de Bush? Mucho. Porque el autor del libro obsequiado es nada menos que Thomas Malthus, autor entre otras obras, del Ensayos sobre el Principio de la Población. Y éste sostenía, entre otras estrategias de control y disminución de la densidad poblacional, la eliminación de las “leyes de beneficencia”, esto son las Leyes Sociales como por ejemplo la que desde el Pami garantiza cobertura de salud integral para los jubilados.
Dice Malthus que han sido un error esas leyes “Estoy persuadido que si no hubieran existido nunca, aunque el posible que hubiera habido unos casos más de aguda miseria, la suma de felicidad entre la masa del pueblo hubiera sido mucho mayor de lo que es al presente, porque cuando la naturaleza se encarga del gobierno y del castigo en lugar nuestro, es una ambición bien mísera el querer quitarle de la mano el palo y atraer sobre nosotros el odio que siempre recae sobre el ejecutor de la justicia. Deberá pues dejársele al castigo impuesto por la naturaleza, la necesidad. Debe negársele todo socorro parroquial y debe abandonársele al socorro inseguro de la caridad privada”.

Esta medida de recorte de medicamentos está en línea milimétrica con la teoría malthusiana. Y no es que Kirchner se haya olvidado el libro en la Casa Rosada cuando se retiró. Sin dudas, que los economistas argentinos adoradores del libre mercado, de fines del siglo XX y principios del XXI han tomado posgrado de las lecciones de Malthus quizás en Chicago o Harvard, y los ejecutores actuales de esas políticas en nombre de las corporaciones, como Macri, Prat Gay, Melconian, Sturzenegger, Dujovne, Carrió, Massa, Bossio, Pichetto, la CGT, la UCR, y sus secuaces, las están aplicando con solvencia con esta medida contra los jubilados pobres que van siendo dejados a merced del “palo de la naturaleza”, lo que en buen romance, es la muerte.

La violencia que en este tiempo se está ejerciendo sobre gran parte del cuerpo social tiene enormes y cada vez mayores similitudes con los crímenes de la dictadura. Y no es ninguna exageración, porque la ausencia de las fuerzas armadas en el exterminio, que es erróneamente lo que se considera más grave de aquellos tiempos, obviando el protagonismo central de las corporaciones económicas, judiciales y eclesiástica, no quita similitud al objetivo y a otras formas de sometimiento, saqueo, exclusión, y aniquilamiento, como por ejemplo ésta.

En consecuencia todo este elenco se encamina, para el día que se reabran las puertas de la justicia, al mismo rumbo de quienes protagonizaron la dictadura: ser juzgados por genocidio. Porque serán las estadísticas las que darán las primeras pruebas de como decisiones con disfraz político se constituyen en claras condenas a muerte. 

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