martes, 21 de junio de 2016

LOS LOPEZ, Y EL PEDIDO DE UN TAL MATHOT



Alberto Hugo Mathot en una breve carta de lectores pide que un tal Néstor Aníbal y yo digamos algo sobre Lopez, en referencia al patético personaje, que según se dice, pretendía enterrar millones en un convento. 


Como hace mucho he perdido la ingenuidad, sé que el pedido del señor es una especie de mojada de oreja que tiene un trasfondo ideológico que no rehuyo, ya que creo que es siempre oportuno el debate honesto, aunque dudo que en este caso pueda darse. Porque para que ocurra es condición no tener impedimento alguno para debatir cualquier cuestión. Dicho con más claridad, no tener ningún cadáver en el placar como para llamarnos a silencio con ciertas cuestiones.

Sobre Lopez, ya lo dijo Carlos Melconian –Presidente del Banco Nación- que él, tiene plata enterrada en paraísos fiscales, “como todos los argentinos”. Bueno, uno de esos "todos los argentinos", como Melconian, pero con menos talento como para enterrarla afuera, es el tal José Lopez. Lopez sería un Melconian, un Macri, o uno de los centenares de empresarios argentinos, no tan imbéciles como el, ya que la entierran lejos de la vista de vecinos insomnes, en paraísos fiscales. Pero sin dudas, como la de Lopez, toda plata es mal habida, inmostrable.

Y Lopez, si efectivamente esto es como aparece, y no un montaje de los servicios de inteligencia como parece, es un coimero que se habría quedado con parte del dinero que el estado le pagaba a los empresarios de la obra pública, y que éstos retornaban a Lopez por razones diversas que pueden ir desde facilidades para ser adjudicatarios, hasta las miradas poco inquisitivas en las inspecciones y certificaciones de las obras.

Sobre la cuestión que está también en discusión, si efectivamente este Lopez ladrón ha sido usado por los servicios de inteligencia, y forzado a protagonizar esta cinematográfica puesta en escena, con el objetivo de exponer montones de billetes, para provocar impresión visual, siempre más efectiva que la mención de cifras muchísimo mayores que están en paraísos fiscales, o la trasferencia de miles de millones de los trabajadores a las corporaciones mediante las decisiones de política económica de este gobierno, manipulando así al pueblo para que crea que son éstos los culpables de todos sus males, le dejo a Alberto Hugo Mathot el comentario, ya que tiene, sin lugar a dudas, mucho más conocimiento de ese mundo, o submundo de los servicios de inteligencia que yo y la mayoría de los comunes mortales.

Aprovecho para recordale además que no es éste nuestro primer ni único José Lopez. Tuvimos otro, del que Mathot no pide opiniones porque con ese, bien sabido es, tuvo coincidencias, objetivos y militancia. Hablo de José Lopez Rega. Por eso no llama la atención que el Lopez de las bolsas con plata lo desvele, mientras el otro, el idelólogo de las bolsas en las cabezas, de las torturas de miles de compañeros, algunos muy y llamativamente cercanos a los micrófonos de Mathot, y de las bolsas con cadáveres con destino incierto, pasen al plano de una supuesta ignorancia o desconocimiento.

Sobre el José Lopez de las bolsas negras con dólares digo, que como aquel, se infiltró en el peronismo sin tener las convicciones que tienen miles de militantes que aportan diariamente con su esfuerzo a un proyecto colectivo. Estos personajes que lamentablemente existen en grandes cantidades no solo en la argentina sino en el mundo y con mayor crecimiento en un sistema abonado por el egoísmo, el individualismo, y el endiosamiento del dinero, son rápidamente detectados por las corporaciones que detentan el poder, aquí y en cualquier lugar del mundo. Son los empresarios que en todos los gobiernos monopolizan obra pública por ejemplo. Ya veremos todos como comienza a apagarse Lopez, como se apagó Baez, ni bien aparezca en los medios que ha sido Macri el mayor beneficiario de obra pública de los tiempos del Subsecretario Lopez. Ya se sabe que solo por la autopista 8 y por repavimentar las rutas 19 y 20 Macri recibió 8.600 millones de dólares de Lopez. Ergo, los diez millones que pretendía enterrar Lopez, ¿quién duda que uno de los que se los entregó es Macri?. Y seguramente esto es solo una pequeña parte de lo mucho que debe haber recibido Lopez y deben haber entregado los Calcaterra y los Caputo, que son los Macri. Ya está Perez Corradi en la gatera para tapar a Lopez corrupto y a sus corruptores.

Con esto tan evidente, en lo que no puedo caer es en la estupidez de quedarme en los Lopez como síntesis del peronismo o de un gobierno del campo popular, mucho menos de la corrupción. Porque los Lopez son la anécdota oscura, dolorosa, producto de la contaminación que las mezquindades producen en los procesos populares. Pero nunca pueden opacar lo real, lo valioso, lo trascendente. No serán los coimeros jamás más importantes que el avance en la redistribución de la renta que a fuerza de coimas y corrompiendo quieren evitar los corruptores que la concentran. Lo más importante es el contraste entre la argentina del 2001 que nos dejó el neoliberalismo y la que dejó el peronismo que expresaron Néstor y Cristina, a pesar de los Lopez, Baez o como se llamen.

Recibimos un país con cuarenta muertos en las calles por hambre y represión; sin industrias; sin producción; con miles de mayores sin jubilación; sin trabajo; con más del 30% de pobreza; con un producto bruto de 455 mil millones de pesos, que dejamos en 876 mil millones, casi el 100 por ciento más; el Producto Bruto per cápita, en dólares, de 3.897 lo llevamos a 13.414 dólares; con solo el 63% de mayores en edad de jubilarse, jubilados, hoy estamos en un 98,3%; llegamos con una desocupación del 27%, la dejamos en diciembre de 2015 en un 6,7%; la deuda pública en moneda extranjera que comprometía el 75,5% del PBI, quedó en un 7,3%; cuando asumió Kirchner en 2003 el salario promedio y las jubilaciones estaban entre la media de América Latina, Cristina en diciembre los dejó como los más altos del sub continente.

Todos estos indicadores que reflejan la mejor calidad de vida de las mayorías durante los doce años del gobierno popular, ahora en seis meses de neoliberalismo depredador, concentrador, saqueador, endeudador y empobrecedor, retroceden atropelladamente. Invito en consecuencia a condenar la corrupción de Lopez y de los empresarios que junto con el robaron a los argentinos, pero sin caer en la imbecilidad a la que se nos quiere llevar que es el entretenernos con los Lopez, y ahora los Perez Corradi como si éstos fueran los que destruyen la argentina, y no las políticas de neto corte antipopular orientadas a concentrar la renta del esfuerzo colectivo en las pocas manos de las corporaciones generadoras de la mayor corrupción, que es el empobrecimiento del pueblo luego del fenomenal fraude mediático que hiciera que una mayoría vote a sus verdugos.

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